CAPÍTULO 2:
(...) Así fuí a dar,a la hora ya muy avanzada de la noche y por un suburbio extraviado y para mí casi desconocido, en un restaurante, detrás de cuyas ventanas resonaba violenta música de baile. Dentro había ambiente de juerga, algarabía de muchedumbre, humo, vaho de vino y griterío.
Empujado por la multitud de un lado a otro por el salón, fui apretado contra una mesa cerca del mostrador; en el diván junto a la pared estaba sentada una bonita muchacha pálida, con un ligero vestidito de baile, con gran escote, en el cabello una flor marchita. La muchacha me miró con atención y amablemente cuando me vio llegar; sonriendo, se hizo un poco a un lado y me dejó sitio.
-¿Me permite? -pregunté.
-Naturalmente que te permito -dijo.
-Gracias -dije- ;me es imposible ir a casa; no puedo, no puedo, quiero quedarme aquí, a su lado, si es usted tan amable. No, no puedo volver a casa
- Quedate aquí -me dijo- ¿Por qué es por lo que no puedes volver a tu casa?
-No puedo. en casa me espera algo....No,no puedo; es demasiado terrible
(.........)
- Yo te gusto -continuó ella-; he roto tu soledad, te he recogido precisamente ante la puerta del infierno y te he despertado de nuevo. Pero quiero de ti mas. Quiero hacer que te enamores de mí. No,no me contradigas, déjame hablar. Te gusto mucho, de eso me doy cuenta, y tú me estás agradecido, pero enamorado de mí no lo estás. Yo voy a hacer que lo estés, esto pertenece a mi profesión; como que vivo de eso, de poder hacer que los hombres se enamoren de mí. Pero enterate bien: no estoy enamorada de tí, tan poco enamorada como tú de mi. Pero te necesito como tu me necesitas. Te necesito a ti, no hoy, más adelante, para algo muy importante y hermoso. Te daré mi ultima orden cuando estés enamorado de mí.
Levantó un poco en la copa una de las orquídeas de color violeta oscuro, con sus fibras verdosas.
-No te ha de ser cosa fácil, pero lo harás. Cumplirás mi mandato y me matarás. Eso es todo. No preguntes nada.
(....)
(...) Así fuí a dar,a la hora ya muy avanzada de la noche y por un suburbio extraviado y para mí casi desconocido, en un restaurante, detrás de cuyas ventanas resonaba violenta música de baile. Dentro había ambiente de juerga, algarabía de muchedumbre, humo, vaho de vino y griterío.
Empujado por la multitud de un lado a otro por el salón, fui apretado contra una mesa cerca del mostrador; en el diván junto a la pared estaba sentada una bonita muchacha pálida, con un ligero vestidito de baile, con gran escote, en el cabello una flor marchita. La muchacha me miró con atención y amablemente cuando me vio llegar; sonriendo, se hizo un poco a un lado y me dejó sitio.
-¿Me permite? -pregunté.
-Naturalmente que te permito -dijo.
-Gracias -dije- ;me es imposible ir a casa; no puedo, no puedo, quiero quedarme aquí, a su lado, si es usted tan amable. No, no puedo volver a casa
- Quedate aquí -me dijo- ¿Por qué es por lo que no puedes volver a tu casa?
-No puedo. en casa me espera algo....No,no puedo; es demasiado terrible
(.........)
- Yo te gusto -continuó ella-; he roto tu soledad, te he recogido precisamente ante la puerta del infierno y te he despertado de nuevo. Pero quiero de ti mas. Quiero hacer que te enamores de mí. No,no me contradigas, déjame hablar. Te gusto mucho, de eso me doy cuenta, y tú me estás agradecido, pero enamorado de mí no lo estás. Yo voy a hacer que lo estés, esto pertenece a mi profesión; como que vivo de eso, de poder hacer que los hombres se enamoren de mí. Pero enterate bien: no estoy enamorada de tí, tan poco enamorada como tú de mi. Pero te necesito como tu me necesitas. Te necesito a ti, no hoy, más adelante, para algo muy importante y hermoso. Te daré mi ultima orden cuando estés enamorado de mí.
Levantó un poco en la copa una de las orquídeas de color violeta oscuro, con sus fibras verdosas.
-No te ha de ser cosa fácil, pero lo harás. Cumplirás mi mandato y me matarás. Eso es todo. No preguntes nada.
(....)